La acusación de "plagas" que todavía pesa sobre
muchas especies ha motivado cruentas persecuciones sin fundamento
técnico que las justifiquen, y están originadas principalmente
por la presión de intereses sectoriales que no contemplaban los
inconvenientes ecológicos directos o indirectos que esas
campañas de control o eliminación traían aparejadas. Así se
persiguió sin tregua a los zorros en general acusándolos de
plaga de la ganadería, aunque solo una especie (ver zorro
colorado) puede resultar puntualmente problemática para la
ganadería ovina. El puma figura aún en algunas provincias en
los listados oficiales de especies plagas aunque falten estudios
que evalúen su verdadero impacto ganadero.
Tanto unos como otros son diezmados con trampas-cepo, perseguidos
con perros "leoneros" o mas comúnmente con cebos
envenenados con estricnina u otros fuertes venenos que originan
focos letales donde mueren muchas otras especies útiles de
hábitos carroñeros. Los cauquenes o "avutardas" han
sufrido en general una continua persecución a pesar que una
especie se halla seriamente amenazada (el cauquén colorado).
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